La vida son muchos regalos, cada día recibes una cantidad enorme de presentes al pie de un radiante pino del que cuelgan infinitas bolas de luces de colores; montones de regalos envueltos en papel de fantasía, la caja roja con el lazo verde, la caja verde con el lazo rojo, la azul con el plateado y la blanca con el dorado.
No es lo que sucede, es cómo lo llevas.
Estás en un cuerpo humano que es una burbuja de agua, en un avión privado; en un mundo al parecer de dioses, una copa de champán, y cierta luminosidad y vacuidad, la piel al aire, sobre un mar en calma de nubes blancas, y bajo la inmensa bóveda de un cielo azul, y tu espíritu es un clavo de acero entre lo dos.
No es lo que sucede, es cómo lo llevas.
Brinca el gato muerto, coges el cuchillo que cae tras interminable enfrentamiento con las sombras cuando duermes, luchando en sueños y dejándote a ti mismo fuera de combate, te das cuenta de que todo está vacío, y parece un despliegue milagroso, todo está en la naturaleza, el juego de vacío y claridad.
Todos se hacen más ligeros todos se hacen más ligeros todos se hacen más ligeros todos se hacen más ligeros, todos son ligeros.